Dejame ver si comienzo por el principio con una definición de carácter general que entendamos todos puntualiza lo que es el capitalismo y entendiendo que si nos vamos a los detalles encontraremos multiplicidad de definiciones y complicaciones que para los fines de este escrito no proceden porque nos apartaría al objetivo del mismo. Aquí vamos con la definición: Sistema socio-económico donde el capital y los diversos factores de producción son de propiedad privada y los frutos de su explotación se comercializan en el mercado con el propósito de obtener beneficios los cuales se distribuye(n) a el (los) propietario(s).
Hemos dejado fuera de los factores de producción el laboral por razones obvias sin disminuir la importancia del mismo en la faena productiva.
Pues bien, atendiendo al ancestral concepto elitista de la propiedad muy relacionado con la folclórica verborrea de que lo mio es mio y con lo mio hago lo que se me antoje sin importar sus consecuencias, comienza a desarrollarse el concepto de la responsabilidad social de la propiedad privada con el propósito de conciliar y aliviar el impacto que comportamientos de tal naturaleza ocasionan en la convivencia y crecimiento armónico de la sociedad.
Para mantenerlo simple asumimos que de estas dos condiciones surgen las reglamentaciones y los compromisos de la propiedad privada en cuanto a su explotación y conducta de manera que los frutos de la misma cumplan con el objetivo de mejorar, ademas de los niveles de vida de sus propietarios, los de la colectividad donde se desarrollan e interactuan. Para esto nos inventamos un sistema político de representación mediante el cual celebramos elecciones de tiempo en tiempo a manera que los representantes elegidos se encarguen de avenir las relaciones sociales y mantener el balance entre los diferentes actores que participan en la actividad económica, política y social para la cual creemos ha sido creado el hombre. Alguna vez leí que el hombre es un ser creado en y para vivir en sociedad.
Hasta aquí bien. Creo yo.
Ahora incluyamos una sola de la condiciones que adornan al hombre. La ambición, la cual mal utilizada se transforma en codicia y es aquí donde comienza a retorcersele el rabo a la puerca. Producto de esa codicia comenzamos a buscar las tres patas al gato, a violentar los sistemas y las leyes, a acomodar las situaciones a nuestra propia ventaja y por ultimo a eliminar la posibilidad de erigir un arbitraje independiente que promocione la equidad entre las partes.
Y aquí si es donde definitivamente se rompe la soga, porque una vez que todos somos jugadores y árbitros no hay posibilidad de juego limpio. La carencia del arbitro posibilita al jugador mas aprovechado, mezquino y miserable imponer las reglas del juego.
Si no podemos separar a los árbitros de los jugadores no podremos salvar al capitalismo del capitalismo el cual sin las reglas claras e implementadas dejara de ser el sistema que mayor oportunidad de satisfacciones brinda a la sociedad.
Dr. Polibio R. Diaz
Hemos dejado fuera de los factores de producción el laboral por razones obvias sin disminuir la importancia del mismo en la faena productiva.
Pues bien, atendiendo al ancestral concepto elitista de la propiedad muy relacionado con la folclórica verborrea de que lo mio es mio y con lo mio hago lo que se me antoje sin importar sus consecuencias, comienza a desarrollarse el concepto de la responsabilidad social de la propiedad privada con el propósito de conciliar y aliviar el impacto que comportamientos de tal naturaleza ocasionan en la convivencia y crecimiento armónico de la sociedad.
Para mantenerlo simple asumimos que de estas dos condiciones surgen las reglamentaciones y los compromisos de la propiedad privada en cuanto a su explotación y conducta de manera que los frutos de la misma cumplan con el objetivo de mejorar, ademas de los niveles de vida de sus propietarios, los de la colectividad donde se desarrollan e interactuan. Para esto nos inventamos un sistema político de representación mediante el cual celebramos elecciones de tiempo en tiempo a manera que los representantes elegidos se encarguen de avenir las relaciones sociales y mantener el balance entre los diferentes actores que participan en la actividad económica, política y social para la cual creemos ha sido creado el hombre. Alguna vez leí que el hombre es un ser creado en y para vivir en sociedad.
Hasta aquí bien. Creo yo.
Ahora incluyamos una sola de la condiciones que adornan al hombre. La ambición, la cual mal utilizada se transforma en codicia y es aquí donde comienza a retorcersele el rabo a la puerca. Producto de esa codicia comenzamos a buscar las tres patas al gato, a violentar los sistemas y las leyes, a acomodar las situaciones a nuestra propia ventaja y por ultimo a eliminar la posibilidad de erigir un arbitraje independiente que promocione la equidad entre las partes.
Y aquí si es donde definitivamente se rompe la soga, porque una vez que todos somos jugadores y árbitros no hay posibilidad de juego limpio. La carencia del arbitro posibilita al jugador mas aprovechado, mezquino y miserable imponer las reglas del juego.
Si no podemos separar a los árbitros de los jugadores no podremos salvar al capitalismo del capitalismo el cual sin las reglas claras e implementadas dejara de ser el sistema que mayor oportunidad de satisfacciones brinda a la sociedad.
Dr. Polibio R. Diaz
Santo Domingo, R.D.
23/03/10
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