La reciente designación de nuevos administradores de las EDES ha despertado mi curiosidad en relación con tan inusitado acontecimiento que sinembargo no lo es.
Resulta y viene a ser que este tipo de imposiciones, producto de nuestra consuetudinaria inhabilidad para resolver los problemas dominicanos, guarda un impresionante paralelismo con la situación que pasamos a describir: Transcurre el ano de 1859 cuando el Gobierno de turno que sustituye al Segundo Gobierno de Buenaventura Baez decide desmonetizar el papel moneda emitido por este y decreta una nueva paridad entre esa emisión y la nueva que llamaría peso fuerte. Esta nueva paridad fue entendida por los acreedores extranjeros como perjudicial a sus intereses y para hacer valer los mismos elevaron la correspondiente queja al Ministro de Relaciones Exteriores Miguel Lavastida exigiendo la derogacion de la medida tomada por el Gobierno Dominicano. Por supuesto el Ministro Lavastida denegó la petición y los cónsules de Francia. Dinamarca, Inglaterra, España y Países Bajos, declaran rotas las relaciones diplomáticas con República Dominicana. Ni lentos ni perezosos los cónsules abandonan la República y regresan pocos meses después acompañados de tres barcos de guerra: La Mercure, francés, Cossak, ingles y Don Juan de Austria, español. Inmediatamente reiteran sus demandas o que nos atengamos a las consecuencias y el Gobierno Dominicano sustituye a Lavastida por Fernandez de Castro y accede a modificar los términos de su decreto anterior por uno mas favorable a los acreedores.
Aquí el paralelismo: El “tollo” que es nuestro país y particularmente la situación de la energía eléctrica (mejor conocida como la luz) y nuestra ineptitud para resolverla, la enormidad de la deuda que nos agobia y nuestra incapacidad de satisfacerla y nuestro apetito por mas. Sustituyamos a los cónsules por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), sustituyamos a Lavastida por quien y a Hernandez de Castro por quien mas y sustituyamos también a los tres buques de guerra por los tres Reyes Magos que nos recién envían para que solucionen que. Que tristeza ver como mas de un siglo después nos repetimos en nuestros errores que ojala no traigan las mismas consecuencias. Me pregunto si también nos olvidamos de cuales fueron las consecuencias.
Realmente no creo que se necesita de genialidad alguna para saber que mientras todo el que consuma energía no la pague y que todo el que produzca energía no lo haga a precios razonables no habrá remedio posible a nuestra desgracia energética. Le podemos tirar todos los millones de la bolita del mundo a ese y a cualquier otro problema y si no entra mas de lo que sale sencillamente no hay solución. Cuando algún Gobierno no ande “atrás” de perpetuarse en el Poder, entonces podrá tomar las medidas que sabe tiene que tomar y procurarnos un respiro en esta agonía que nos electrocuta. Es que acaso ignoramos la teoría de los vasos comunicantes?.
Polibio R. Diaz
14 de Septiembre del 2010.

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