Narrare dos episodios que aparentemente no guardan vinculación entre si pero que para mi retratan la disolución de la familia y de la sociedad nuestra.
PRIMER CASO: Un niño de seis agnos es denunciado ante su padre de que repetidamente se dedica a cometer hurtos en el vecindario donde reside y es amenazado por el padre advirtiéndole que en la próxima ocasión que sea denunciado por cometer fechorías, le quemara las manos bajo la premisa de que el padre dice no ser ladrón y que por lo tanto no permitirá que su hijo se convierta en tal. Pues dicho y hecho. Al niño ha habido que amputarle varios dedos de ambas manos y tanto los familiares (abuela, madre, tíos,)como los vecinos justifican la acción “correctiva” del padre.
SEGUNDO CASO: Es tan obvio, para mi, en el caso de la discusión constitucional del momento, que a todo el que se pregunta sobre la validez de las aprobaciones y modificaciones que nos ocupan (Tribunal Constitucional, Consejo Nacional de la Magistratura) opina que las mismas son inconstitucionales con excepción de los leones quienes aduciendo el banal argumento de que donde dice lo que dice no lo dice, me ha motivado a reinscribirme en la escuela primara para aprender a leer y así eliminar o paliar mis confusiones, amen de un montón de otras leyes aprobadas desde hace ya mucho tiempo pero que no se aplican y por lo tanto se irrespetan.
Si “DISOLUCION” es la rotura de los vínculos entre varias personas ambas acciones propenden a esa rotura. En el caso del niño la falta de educación y en consecuencia de oportunidades que hacen subsistir su familia en la mas abyecta pobreza propician el acto “correctivo” respaldado por familiares y vecinos y llena de espanto y tristeza a gran parte de la sociedad que consuetudinariamente lo único que hace es lamentarse y quejarse en privado de este tipo de acontecimientos.
En el caso segundo, el “exceso de educación” y la abundancia de “pendejismo” llevan a nuestros representantes a creer que la única verdad es la de ellos, la cual evidentemente esta sesgada por el interés propio y la corrupción evidente con el propósito único de tergiversar las redacciones constitucionales y alzarse con el santo y la limosna sin importar los efectos inmediatos y de largo plazo que tales inconductas acarrearan a la sociedad en sentido general y particularmente a los infractores. Quien siembra vientos cosecha tempestades. Y que hace la sociedad? lamentarse y quejarse en privado de este tipo de acontecimientos.
La trayectoria de este proceder mas la angustia económica a que nos enfrentamos exacerbada por la payasada propia del manejo interno de la situación nos llevaran a una coyuntura verdaderamente difícil. Si seguimos por este camino a Dios que nos agarre “confesaos”, porque de que se arma se arma.
Dr. Polibio R. Diaz
4 de Abril del 2011

No hay comentarios:
Publicar un comentario