LUCY
Y CINDY
Cuando esta
mañana salí al acostumbrado paseo a mis dos queridas perritas (son
dos “Yorkies” exactamente conformes a las características
correspondientes con su raza y ademas Cindy es hija de Lucy)
inmediatamente recibí el saludo de una vieja amistad de mis padres,
quien cada vez que nos cruzamos en la caminata, me inquiere, como
están esas fieras y yo tradicionalmente le contesto, mis leonas
están bien. Esta introducción viene al caso porque me recordó lo
que tantas veces doy por seguro y es el afecto que estos animales
domésticos avivan en nosotros los humanos.
En mi
experiencia de las caminatas que cada mañana emprendo con Lucy y
Cindy es que con cada caminante que nos cruzamos trata de expresar un
gesto de simpatía hacia ellas a lo cual la respuesta típica de
ambas es un par de ladridos que, aunque a algunos atemoriza, la
inmensa mayoría comprende que es su forma de responder al gesto de
amistad hacia ellas.
La otra parte
importante del paseo es que tengo por costumbre desear buen día a
cada uno de los transeúntes con que me cruzo, sin importar condición
humana alguna, y es reconfortante ver como se ilumina la cara y los
ojos de cada uno y a la vez responden con el mismo buen día, por lo
menos en la inmensa mayoría de los casos, y me invade el sentimiento
de que este diminuto gesto puede contribuir a que podamos enfrentar
los retos que el resto del día nos tiene guardados y me ayuda a
ratificar mi creencia de que en el mundo hay mas gente buena que
mala. Esto me lleva a pensar en la existencia de Dios y la
convivencia entre nosotros y me hace pensar en la armonía que
tratamos de mantener entre las realidades del mundanal ruido, como
diría mi padre, y la actitud mental que nos ayude a actuar en
consecuencia con la mencionada armonía.
Debo confesar
que Lucy y Cindy traen inmensa alegría a mi cotidianidad y es
complemento ideal para mi verdadera felicidad: Tina, Poli, Gabi,
Farid y de ultimo pero primero, Sebastian Andres, mi primer nieto,
del cual ya les contare.
Polibio R. Diaz
29 de Septiembre
del 2012
Santo Domingo,
D.N.
