sábado, 3 de noviembre de 2012

SEBASTIAN

Mi primer nieto. Gracias del alma a Gabi y Farid, felices padres de Sebastian. Nació hace apenas dos meses, sano y completo y tal como me escribiera un gran amigotienes el nieto mas hermoso, mas sano y mas inteligente del mundo: igualito que el mio. Solo falta decir la única verdad: que el mio si lo es y el tuyo también. Esta es la primera manifestación del tan conocidoabueleopero esta también es una realidad y así seremos todos los abuelos.

Sebastian, cuando llego a este mundo peso 6.1lbs. Hoy pesa 12. lbs. Va muy bien pero muy rápido y ya he aconsejado a la feliz madre que no me lo deje engordar, sobre todo porque ya tenemos planes para el y sera un buen hombre, un gran hijo, un gran nieto, un gran ciudadano, un gran profesional y también, porque no, un gran golfista. Dicen que siempre queremos vivir al través de la descendencia lo que no pudimos lograr personalmente.

Pero admito que mi alegría se ve perturbada por la inquietud que me invade ante la incertidumbre de en que tipo de sociedad crecerá Sebastian. Una sociedad como la actual, donde el avance tecnológico parece avasallar las relaciones humanas, donde la inmediatez desborda los principios, donde la conducta y con ella las maneras han sido depositadas en el saco del olvido, donde las oportunidades se hacen cada vez mas distantes y con el propósito de las mismas pisoteamos todo lo que se interponga para alcanzarlas. Todo esto me preocupa, sobretodo porque probablemente cuando a Sebastian le toque comenzar a tomar decisiones para encauzar su vida ya no podre prestarle la asistencia que quisiera. Yo, en ese sentido, fui muy afortunado, pues disfrute durante el tiempo crucial, tener a quien preguntar. Después de todo Sebastian siempre estará rodeado de gente que lo quiere y lo estimula. Viva Sebastian y tratemos de ayudarle a que encuentre un mundo que le sea propicio para su desarrollo humano.

Debo recordar y compartir con Uds. esta conversación intima que sostuve con mi hija Gabriela a los pocos días del nacimiento de Sebastian. Le pregunte: Mi hija (yo la llamo mi Reina y la luz de mis ojos) que tu sientes cuando miras a Sebastian?. Ella me contesto:Ay Papi no tengo palabras para decirte lo que sientoy a renglón seguido me dijo:ahora yo se”. Siempre he sostenido que los hijos no imaginan cual es el amor que los padres sienten por ellos hasta que no tienen sus propios hijos. Gabriela me lo ha confirmado en carne propia y en sus propias palabras.

Ahora quiero encomendar en las manos de nuestro Señor Jesucristo el camino de mi nieto Sebastian y que nos ayude a todos a proporcionarle las herramientas necesarias para que disfrute de una vida plena en salud y en paz con el resto de la humanidad.

Polibio R. Diaz
Santo Domingo, 01/11/12

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